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Inflamación - Buscando la fuente
Antes de pensar en llegar a la fuente de la inflamación es importante que entendamos por qué ocurre y cómo la inflamación ayuda al funcionamiento del cuerpo humano. Comúnmente conocida como una hinchazón, la inflamación es siempre un signo de sufrimiento o daño en el tejido del cuerpo.
El objetivo fundamental de la inflamación, es reparar ese tejido dañado. El proceso se inicia permitiendo que los vasos sanguíneos de la zona afectada se dilaten. Esto a su vez permite que una gran variedad de células sanguíneas especializadas puedan migrar a la zona y limpiar las células dañadas antes de su reparación.
En nuestro cuerpo hay constantemente inflamaciones de bajo nivel, que se encargan de reparar los pequeños daños que sufre nuestro cuerpo. Sin embargo, es cuando la inflamación alcanza cierto nivel, los síntomas comienzan a aparecer. Estos síntomas incluyen dolor, enrojecimiento y la acumulación de líquido en el área dañada. Si la causa de la inflamación fue un evento aislado que solo ha sucedido una sola vez, entonces nuestro el cuerpo será muy eficaz a la hora de controlarlo y repararlo. Sin embargo, muchas veces la causa de la inflamación persiste a lo largo del tiempo y es allí cuando se deben tomar medidas más conservadoras.
Un ejemplo muy común es la columna vertebral. Nosotros todos hemos despertado alguna mañana con dolor de cuello o dolor de espalda en la zona de las lumbares, luego de haber pasado una mala noche. Durante todo el día nuestro cuerpo se hará cargo de este problema y poco a poco se recuperará y sanará. Pero, ¿qué ocurre si durante muchos años dormimos en una mala posición?; o día tras día nos sentamos encorvados en el sofá o en frente del ordenador?, es aquí donde un tipo más crónico de la inflamación se desarrolla. Muchos tratamientos son eficaces a la hora de tratar los síntomas de la inflamación, como el masaje o los analgésicos, pero en nuestro Centro Quiropráctico, en cambio, miraremos en su columna vertebral para ver y estudiar esos cambios significativos que se originan normalmente por las malas posturas o la falta de higiene postural; y que podrían ser la causa de la inflamación crónica. La atención quiropráctica puede ayudar a prevenir la inflamación y arreglar el problema desde la raíz.
